– En los EEUU los errores médicos son la tercera causa de muerte, ¿existen cifras de la Argentina?

En realidad, me parece mejor utilizar la denominación de «eventos adversos» y no errores médicos. Una parte del daño que pueden sufrir los pacientes en los hospitales pueden ser errores médicos, pero la gran mayoría son eventos causados por fallos en el diseño del sistema de cuidados o de la ausencia de barreras que los detengan. Incluso, dentro de los eventos hay un buen grupo que no son evitables. Aún así, no se conocen cifras locales. Es necesario desarrollar sistemas de estadística más robustos. Sólo se puede gestionar adecuadamente lo que se puede medir. Nosotros comenzamos a hacerlo y lleva un gran esfuerzo. Es necesario que el sistema de salud forme recursos humanos en este sentido porque la mejora se puede plantear de un modo más eficiente en la medida en que haya datos que se transforme en información útil.

– ¿Cómo calificaría los estándares de calidad de la salud argentina en general?

Me parecen muy buenos. Hay varios sistemas de acreditación locales que están haciendo un gran esfuerzo por impulsar mejoras y de a poco va creciendo el número de instituciones que garantizan un cierto nivel de calidad. Por otro lado, el sistema de salud argentino es muy reconocido por su calidad y la prueba de ello es el avance de pacientes de los países limítrofes sobre nuestro sistema público de salud. Eso no quiere decir que no haya fallos ni qué mejorar. Tal vez el mayor deterioro se dé en la accesibilidad, como las listas de espera para conseguir atenderse y en la calidad percibida por el paciente. Tanto la salud privada como pública están saturadas de pacientes y tiene muchas mejoras pendientes en infraestructura. También es necesario jerarquizar a la enfermería y promover su desarrollo, se trata de un elemento clave de la calidad de atención. Desde el punto de vista médico tenemos excelentes escuelas de formación y además hay un buen sistema de residencias médicas, que asegura un entrenamiento óptimo después del título de grado.

La cultura de seguridad del paciente implica que cada miembro de la organización tenga plena conciencia de que los procesos de atención entrañan riesgos para los pacientes. De ahí la necesidad de desarrollar prácticas seguras que los eviten o disminuyan. La clave es generar una actitud proactiva para la detección de errores, comunicarlos y adoptar mejoras en forma permanente y multidisciplinaria.

Unos 151 hospitales de 23 países de todo el mundo obtuvieron esta certificación que permite colocar al paciente en primer lugar. De esa cifra, hay sólo seis hospitales latinoamericanos, repartidos entre cuatro países: Argentina, Brasil, Chile y Colombia.

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