El Día Internacional de la Mujer. Recordación de distintas y destacadas mujeres, en la historia de Chivilcoy.

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El 8 de marzo, se conmemora en el mundo, el Día Internacional de la Mujer, una relevante y significativa fecha del calendario, establecida en homenaje, a las ciento veintinueve operarias, de la fábrica textil Cotton, de Nueva York, Estados Unidos de América; quienes en la mañana del 8 de marzo de 1908, como auténticas y verdaderas mártires, de la causa obrera y de las justas reivindicaciones laborales, perecieron quemadas, por defender sus inalienables y sagrados derechos de trabajadoras.

 

 

 

 

 

 

En medio del conflicto de una huelga, los propietarios de dicho establecimiento fabril, procedieron a encerrar, a las citadas operarias, en el interior del citado edificio, y al declararse después, un voraz y pavoroso incendio, como consecuencia del siniestro, todas murieron, de una manera trágica, presas de las crueles y ardientes llamas. Pocos años más tarde, el 27 de agosto de 1910, la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague (Dinamarca), consagró el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Con posterioridad, esa importante fecha, que comenzó a evocarse universalmente, fue reconocida, desde el año 1945, por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

 

 

 

 

El 8 de marzo, constituye, pues, en la historia de la humanidad, un genuino y glorioso símbolo o emblema, que nos recuerda, las arduas y penosas luchas del movimiento feminista, en favor de más adecuadas y mejores condiciones de trabajo; el sufragio femenino; la bien merecida valoración de la mujer, en el seno de la comunidad y, las tan ansiadas y entrañables justicia e igualdad sociales. Sin dudas, una gran efemérides, para revalorizar y exaltar, la figura de la Mujer.

 

 

 

 

Distintas y destacadas mujeres, en nuestro historial chivilcoyano

 

 

 

Carlota Guzmán: Proveniente de la provincia de Córdoba, llegó a nuestra zona geográfica de Chivilcoy, que entonces dependía, de la vieja Guardia de Luján, en la década de 1820. Entre sus enseres y pertenencias, trajo un arado y unos bueyes, juntamente con los primeros y promisorios trigales, que hubo de sembrar, en esta región. La calle Nro. 90, recuerda su nombre.

 

 

 

 

Eustaquia Sánchez de Aramburu: Inolvidable y gloriosa maestra pionera, en la década de 1850, ejerció la enseñanza, en un humilde rancho de su propiedad, impartiendo las lecciones diarias, a los modestos pobladores del lugar. En 1868, dicha escuela, de carácter particular, hubo de ingresar a la órbita de la municipalidad local, transformándose así, en el establecimiento educativo Nro. 4 “Manuel Villarino”, bajo la dirección de su tenaz y laboriosa fundadora. Una calle del Barrio A.D.A.S., lleva su ilustre nombre.

 

 

 

 

Juana Paula Manso: Singular y admirable educadora y escritora argentina, nació en Buenos Aires, el 26 de junio de 1819, y falleció en la Capital, el 24 de abril de 1875. Directa y estrechamente ligada, a nuestra historia lugareña, aquí, en Chivilcoy, hubo de fundar, el 10 de noviembre de 1866, la primera biblioteca pública, a la cual, bautizó “Domingo Faustino Sarmiento”; efectuando, por otra parte, la espontánea y generosa donación de ciento cuarenta y cuatro libros, de su propiedad. El 21 de octubre de 1939, se denominó “Juana Manso”, a la Escuela primaria Nro. 7, creada en 1884. Además, se le asignó su nombre, a la calle Nro. 71, de nuestra ciudad.

 

 

 

 

Andrónica Calderón: Considerada, legítima y merecidamente, la primera poetisa y escritora, en los anales de las letras lugareñas, fue una de las hijas, del recordado fundador y pionero, Don Calixto Calderón, y falleció en plena juventud; perdurando de ella, una breve obra literaria.

 

 

 

 

 

Dorotea Duprat de Pechieu: Polifacética y singular figura, de nuestra historia lugareña, que había nacido en Francia, hacia 1843, y falleció en Chivilcoy, el 30 de enero de 1932. Gran benefactora, de nuestra comunidad, fue escritora, periodista, conferenciante y docente, y en todo momento y circunstancia, se caracterizó por sus múltiples inquietudes y valiosas iniciativas.  Fundó la primera institución de beneficencia local, denominada “Sociedad Damas de Misericordia”, y la Escuela primaria Nro. 20, fundada en 1897; la cual, se denomina “Sargento Cabral”, y por una razón de saludable y enaltecedora justicia, debiera tener su significativo nombre.

 

 

 

 

Luisa Henry: Docente, de prolongada y fecunda trayectoria educacional, era de nacionalidad francesa, y arribó a Chivilcoy, el 3 de abril de 1872. Ilustre y admirable ejemplo pedagógico, de un modo ferviente y generoso, se consagró a la enseñanza, y entre otros cargos, hubo de ejercer la dirección de la Escuela primaria Nro. 2 “Dr. Antonio Bermejo”, creada en 1866. Un establecimiento escolar, ya desaparecido, la Escuela primaria Nro. 50, ubicada en el Cuartel XI, en la zona geográfica de Villa Moll y Moquehuá, llevaba su insigne y glorioso nombre, todo un auténtico emblema, de la instrucción pública chivilcoyana.

 

 

 

 

Clarisa Villaamil: Religiosa y gran benefactora de nuestra comunidad, fundó y dirigió, el recordado asilo “San Pascual”, un hogar destinado a niños y ancianos desvalidos, el cual, se hubo de crear, hacia el año 1897, e inauguró su sede definitiva, en la zona geográfica del Barrio Obrero, en el sector sud, de Chivilcoy, el 25 de diciembre de 1910. Ejerció, asimismo, la enseñanza, caracterizándose por su espíritu dulce y bondadoso, y su profundo piedad, cristiana y evangélica. Había nacido en 1843, y falleció en Buenos Aires, el 18 de julio de 1930. La calle Nro. 90, de nuestra ciudad, fue bautizada con su perenne nombre. Además, el 30 de septiembre de 1966, se denominó “Clarisa Villaamil”, a la Escuela primaria Nro. 56, creada en 1924.

 

 

 

 

A la mujer chivilcoyana, soneto de Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro académico correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

 

 

 

 

 

Anónima mujer chivilcoyana, que luchas y te esfuerzas, cada día, con tu honda decisión y tu energía, tus sueños y tu brega cotidiana. Le canto a tu presencia ciudadana, tu firme voluntad, tu valentía; tu fe, tu claro afán y tu alegría, que inunda el corazón de la mañana. Le canto a tu nobleza laboriosa, tu aliento y tu amplia entrega generosa, tu amor y tu esperanza más ufana… Y así, por todo aquello que has vivido, te ofrezco mi homenaje agradecido, anónima mujer chivilcoyana.

 

 

 

http://www.archivoliterariochivilcoy.com/

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