A 100 años del triunfo de Hipólito Yrigoyen y la primer presidencia Radical

Interes General

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El 2 de Abril de 1916 no iba a ser un día común y corriente para los ciudadanos de la Argentina, aunque en la memoria de muchos, era un día en el cual se votaba. Los recuerdos más cercanos de esas personas estaban signados por el fraude, por ir a la parroquia local a buscar la boleta o el aval del caudillo e introducir en la urna su confianza hacia él, de vez en cuando, aparecía algún tumulto por las quejas de alguien de no poder emitir su voto; de una patota de “compadritos” pagos por los conservadores para apretar u hostigar a los desobedientes.

Eso, era la vida política argentina a principios del siglo XX, a eso se limitaba el acto electoral, del cual, ya se sabía siempre quiénes eran los ganadores. Desde 1880, la vida política argentina estaba dirigida por el PAN (partido autonomista nacional) dirigido por los conservadores de las provincias del interior, quienes bajo un sistema de pactos y acuerdos de confianza se dirimían quienes serían los gobernadores y presidentes del país cada vez que haya elecciones.

La aparición de la Unión Cívica Radical como fuerza política opositora haría tambalear los cimientos de ese régimen “Falaz y descreído” y su principal portavoz y dirigente era Hipólito Yrigoyen.  Luego de la muerte de su tío Leandro N. Alem (1896) el quedaría al mando del partido, su fuerte era la provincia de Buenos Aires. En esos años Yrigoyen lleva a cabo su estrategia para llevar al poder a los sectores medios urbanos, los criadores y chacareros de las pampas, los obreros e hijos de inmigrantes. Desde allí comienza a recorrer las localidades y pueblos promoviendo el ideario de la Unión Cívica Radical, tomando adherentes e inculcando sus ideas. Su forma de llegar al poder no siempre fue la misma. Luego de las intervenciones armadas de 1890 y 1893, habría un nuevo levantamiento en 1905 que tuvo mucha repercusión en Santa Fe y provincias del interior, si bien el levantamiento fracaso, sirvió para que los conservadores consideraran que el radicalismo seguía siendo una amenaza para ellos.

El pedido era simple, Yrigoyen sostenía que las libertades cívicas del pueblo argentino estaban siendo vedadas, que el sistema electoral e institucional no representaba a las mayorías, y que era necesaria una apertura para ejercer las elecciones de forma limpia y justa. La estrategia de los levantamientos armados no funcionaba, por eso también el abstencionismo a presentarse a elecciones era la garantía que ellos usaban para presionar a los conservadores.

A principios de 1910 los conservadores evalúan una apertura para el acto eleccionario, su portavoz era el nuevo presidente Roque Sáenz Peña, que propuso el sistema de sufragio secreto y obligatorio para los varones mayores de 18 años nativos o naturalizados. Este proyecto comúnmente llamado “Ley Sáenz Peña” fue el puntapié inicial para el acceso a la presidencia de Yrigoyen y los sectores medios y rurales desposeídos.

La presidencia que ejerció Yrigoyen no fue la más fácil y placentera, tenía la minoría en las dos cámaras, y principalmente la de senadores (que funcionaba como un reducto conservador) se encargaría de dificultar la concreción de los proyectos que presentaba. A la minoría legislativa se le sumarian los conflictos con los trabajadores, la “Semana trágica” (1919) y la “Patagonia Rebelde” (1921/1922) que en un clima de hostilidad por la recesión económica luego de la primera guerra mundial hacían parecer que por momentos el gobierno pudiera caer.

Sin embargo el primer gobierno de Yrigoyen es considerado como aquel en el cual los sectores medios llegaron al poder, medidas como el uso del guardapolvos en el sistema escolar, cuya finalidad era generar un clima de igualdad entre todos los alumnos, ya sean hijos de inmigrantes, abogados o empresarios, bajo este símbolo todos eran iguales y podían llegar a la educación pública. En el aspecto educativo no solo el guardapolvo era un nuevo derecho conquistado. La reforma Universitaria de 1919 apoyada desde un principio por Yrigoyen buscaba generar una apertura de las universidades hacia las clases en ascenso, lugar, que hasta ese momento solo funcionaba como una institución conservadora. Los sectores medios no solo adquirieron protagonismo pudiendo acceder a derechos que antes no tenían, sino también se les abrieron las puertas a la administración pública estatal ocupando cargos en diferentes ministerios y entidades financieras, símbolo de una argentina en constante movilidad social.

La importancia de este primer gobierno de Yrigoyen no se ve en los seis años que ocupo la banca, sino en todo lo que generó y se concretó en su posterioridad. Su sucesor Alvear pudo llevar a cabo muchos de sus proyectos, la conformación de bancos rurales para ayudar a los pequeños productores, el descanso dominical, la jornada laboral de 8 horas, y fundamentalmente la creación de YPF, cuyo objetivo era generar la soberanía energética del país de cara al futuro. Este proceso iniciado en 1916, tuvo como principal objetivo darle una representación social y política a los sectores en ascenso en esa argentina de la primera mitad del siglo XX, una lucha que sin embargo tiene desde sus orígenes el sello de la Unión Cívica Radical y la figura de Yrigoyen como su estandarte más visto. Por muchos era visto como un caudillo, un tipo con aires de misticismo que no se mostraba públicamente, pero, con la facultad de poder inculcarle a sus seguidores y al pueblo argentino un camino al cual seguir y hacerlos sentir parte de la nación argentina que se estaba construyendo, la primer parte del discurso que brindo el día de su asunción da a entender ese camino que se comenzó a construir allá por 1890:

“Ante la evidencia de estas horas supremas y decisivas, el pensamiento se repliega a contemplar el apostolado que laboró tramo a tramo, la consagración plena de la obra reparadora. En la fe y en la virtud de su vasta irradiación se cruzaron muchas angustias; pasaron años de absorbentes fatigas y de inevitables incertidumbres, escrutando y afrontando lo que había de rebelde o de inmodelable a la eficacia de sus justas finalidades.”

 

Juventud Radical de Chivilcoy

 

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